sábado, 8 de octubre de 2011

Recorriendo el dial



La "característica" o agrupación de letras o de letras y números, que identifica a las emisoras, fue durante varios años su nombre en el aire, el único que reconocía la Dirección de Correos y Telégrafos. Sólo en 1933 esta repartición dispuso registrar las denominaciones de cada estación. Un año después se estableció la obligatoriedad de emplear la palabra "radio" entre la característica y el nombre elegido, por lo cual LR 8 Cine París se convirtió en LR 8 Radio París, LS 5 Estación Rivadavia en LS 5 Radio Rivadavia y LR 4 Grand Splendid, pasó ser LR 4 Radio Splendid. También las que utilizaban la palabra broadcasting debieron cambiarla: LS 1 Broadcasting Municipal se transformó en LS 1 Radio Municipal y LR 6 Broadcasting La Nación en LR 6 Radio La Nación, más tarde Radio Mitre.

Radio Splendid inició, a mediados de 1931, una nueva orientación en lo referente a publicidad radial. Tras emitirse el noticioso del diario La Prensa de las 19.30 no se pasaban más avisos sueltos, con lo que se extinguían las largas tandas publicitarias. Esta misma emisora ofrecía, los martes y jueves, "La Hora Yerbaté", programa en el que actuaba sin interrupciones la orquesta sinfónica de la emisora puesta bajo la batuta de José María Castro. También las audiciones auspiciadas por Atwater Kent y Hartman, dos afamadas marcas de receptores, difundían los domingos óperas que se transmitían sin intrusiones publicitarias. Igual modalidad tenía "La Hora Geniol", programa de Radio Rivadavia.

La radio siempre estuvo concebida para un público masivo y por eso el tono de las emisiones fue predominantemente popular, en un conjunto en el que tampoco faltaron flagrantes muestras de mal gusto populachero. Pero había, a la vez, una cantidad apreciable de audiciones de alta jerarquía artística, preferentemente propaladas en vivo, sobre todo mediante el concurso de las orquestas estables de que disponían varias emisoras, como LR1 Radio El Mundo, conducida por el maestro Juan José Castro (3) y de la que participaban 60 instrumentistas.

En el área correspondiente a la sensibilidad popular, la radiotelefonía es  y era , indudablemente, una excepcional vía para promover el comercio, sobre todo el de productos de la industria discográfica y, en general, de los que atraen el interés del público femenino, perpetuo integrante fundamental de las audiencias.

Como sabemos, la fuerza de la radio en cuanto elemento doméstico es su penetración, su capacidad de información y comunicación. Acompaña a la gente durante horas, en todo lugar y a distancias cada vez mayores. Nos informa, ilustra, entretiene, da música, hace reír y emocionar: una ciudad sin radio sería una ciudad sin voz.

Edgardo J. Rocca
Fragmento del artículo que fue publicado en “Historias de la Ciudad – Una Revista de Buenos Aires”  (N° 9 y 10, Mayo y Julio de 2001, respectivamente), que autorizó su reproducción a la Defensoría del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires.