viernes, 12 de julio de 2013

El lenguaje radial


La palabra radiofónica
-Parte 2

La estricta interpretación lingüística del lenguaje verbal en la radio ha sometido a la palabra radiofónica al desahucio de su especificidad. La palabra radiofónica excluye la visualización expresa del interlocutor; esa circunstancia la hace un tanto extraña a los esquemas lingüísticos que definen la comunicación interpersonal en el lenguaje natural. No hay que olvidar que el lenguaje radiofónico es un lenguaje artificial, y que la palabra radiofónica, aunque transmite el lenguaje natural de la comunicación interpersonal, es palabra imaginada, fuente evocadora de una experiencia sensorial más compleja.
Una buena prueba de ese carácter artificial del lenguaje radiofónico es que una de las formas más características de la palabra radiofónica es el “monólogo”. Si bien el monólogo apenas existe en el lenguaje natural de la comunicación, pues rara vez las personas se hablan a sí mismas, el monólogo en la radio es esencial: para expresar el discurso interior de un personaje o del narrador de una determinada acción, o como forma comunicativa que establece el locutor con los ausentes y anónimos radioyentes desde la soledad del estudio de emisión.
Sin embargo, al “orador radiofónico”, sin auditorio alguno y en soledad, se le exige también elocuencia: a través de una forma expresiva tan individualizada como es el monólogo, el locutor ha de expresar ideas y sentimientos a los radioyentes; en definitiva, ha de comunicarse con ellos. Esta dificultad entraña una actitud comunicativa específica de la radio: el locutor ha de proyectar sobre el acto comunicativo que construye con su voz la abstracción de un oyente u oyentes imaginarios. La dificultad es generalmente atenuada con el uso de formas pronominales en la expresión verbal, que dejan más evidente la direccionalidad del acto comunicativo verbal (“como ya saben ustedes…”; “como ustedes recordarán…”). Otro factor atenuante: el efecto psicológico de la “auto-audición”, que resulta del retorno que los auriculares realizan de la propia voz del locutor sobre sí mismo; escuchando su propia voz a través de los auriculares, el locutor recibe una primera impresión psicológica de interlocución consigo mismo.   
Otro elemento característico del contexto artificial y específico de la palabra radiofónica es la particular integración que el acto comunicativo verbal resuelve de los procesos de expresión mediante lectura de texto escrito o mediante la improvisación verbal. Tanto si la expresión de la palabra radiofónica resultante es una lectura de texto escrito o se trata de una improvisación, el radioyente recibe una misma impresión de realidad: el locutor se dirige a él, le mira a los ojos, le grita o le susurra a los oídos y le transmite una determinada información. Cuando el locutor lee un texto está intentando reproducir un contexto comunicativo natural, de cierta intimidad; así, es necesario eliminar el efecto distanciador que supone saber que el locutor no te habla, sino que mira un texto.
Lógicamente, las convenciones narrativas de cada género radiofónico decidirán unos usos particulares de la palabra radiofónica y de la expresión supuestamente más o menos “natural” del texto escrito. Pero el locutor, he aquí una de las paradojas de la comunicación radiofónica simulará siempre esta realidad lectora/distanciadora expresándose con la mayor “naturalidad”.
El texto escrito para la radio es un texto sonoro, pues sólo así será “leído” para el radioyente. Por consiguiente es necesario integrar en la redacción de este texto aquellos recursos expresivos que connoten la referida impresión de la realidad acústica, la misma sensación de naturalidad y espontaneidad del discurso improvisado.
En la improvisación verbal radiofónica es necesaria también una especial sensibilidad hacia el uso de la pausa o silencio. Los códigos culturales del profesionalismo radiofónico nunca han considerado el silencio como un recurso expresivo positivo. Contra los supuestos “peligros” de la pausa, el locutor intenta llenar todo el vacío acústico con ráfagas de palabras. El temor a la pausa o la falta de hábito en el uso de la misma son factores decisivos en la improvisación verbal.



Armand Balsebre


(Fragmentos) El lenguaje radiofónico, Cátedra, 2000

No hay comentarios:

Publicar un comentario